Vinos Según Cede es la culminación de una vida dedicada al vino. Un sueño cumplido.

Manolo Guerra, “Er Guerrita” se jubiló en Delgado Zuleta; en la misma empresa en la que comenzó a trabajar, después de 42 años sin faltar ni un solo día.

España necesita muchos “Guerritas”. Manolo, pocos años antes de comenzar a trabajar en Delgado Zuleta, abrió un pequeño despacho de vinos en el Barrio Bajo. Ese despacho se amplió, hasta lo que hoy día es la Taberna der Guerrita, desplazando a polleros, pizzeros y carniceros. Era un afamado lugar entre los parroquianos sanluqueños para beber un vino, que así es como en Sanlúcar le llaman a la manzanilla, acompañado de montaditos y pinchos morunos que picaban si no los cogías por el alambre. Hoy lo sigue siendo. Y lo seguirá siendo a pesar de que por su barra hayan desfilado ilustres bodegueros, marquistas, distribuidores, sumilleres, presidentes de denominaciones de origen, críticos gastronómicos, madrileños, neoyorkinos, miarmas, y toda clase de seres humanos. Y es que las tabernas, como ocurre con los perros, se parecen a sus dueños. D. Manuel Guerra es un caballero andaluz, un señor elegante. Siempre nos ha parecido muy emocionante observar cómo interpreta su particular danza alrededor de la barra, antes dentro y ahora fuera, con exquisitos modales por igual, ya sea el parroquiano, el catedrático, el directivo de la multinacional, Er Bolli, su familia, el nuevo o sus amigos a los que esté atendiendo.

Allí, una noche de verano, nos conocimos los miembros de The Wine Bang. En la Taberna der Guerrita ocurren cosas.

La Taberna siempre había sido provista de vinos procedentes de la trastienda, El Limbo. En la trastienda había y hay de todo. Manzanilla rica, natural, sin filtrar ni tratar, ni falta que nos hace. Olorosos secos, amorosos, palos cortados, dulces, vermuts, vinos de mandarina, Oportos y Brandy. Y… Un día, no hace más de cien años, estaba Armando Guerra presentando en El Bruño, con su innata dote comunicativa, un Amontillado de esos importantes. Se respiraba un silencio maestrante que fue interrumpido por una voz que desde el fondo le espetó: ¡Amontillado bueno el que hace tu padre!  Corran a buscarlo, está escondido en la calle Rubiños.

Y Er Guerrita soñó que la trastienda abasteciese a la Taberna desde un casco de bodega, uno cercano. Lo soñó y compartió el sueño con nosotros. Manolo Guerra ha hecho un pequeño hueco en su casa, en su sueño, donde nos honra cuidando algunas botas que hemos podido adquirir en el Marco: Olorosos, Médiums Dry, Amontillados y un Palo Cortado. Algunas ya han sido embotelladas y otras verán la luz y las copas muy pronto.

Vinos Según Cede es la culminación de una vida dedicada al vino. Un sueño que Manolo ha decidido soñar en compañía. Y… ¡Qué bien le puso el nombre a la bodega!